¡Tenía que ser Yamaha!

4 junio de 2009
Caracas - Capacho
Distancia recorrida: 870km – 15 hrs --- Total: 870km
Clima: sol, algo de lluvia

Siempre quedan algunos detalles por terminar, así que puse todo eso en la maleta, me senté arriba de ella para poder cerrarla, emprender el viaje y luego por allá en algún lugar, acomodar las cosas que faltan. Emocionado aún por haber recibido mis 2 visas (USA-CAN), por cierto, la atención de la embajada canadiense, nunca me imaginé un trato tan especial y amable.

Partí como a las 4am y lo primero que hice fue ver el cielo para ver si estaba nublado (es lo primero que hace todo motero que viaja), lo que me conseguí fue la luna, en el mismo cuarto creciente que el 12 de octubre del 2008, cuando me propusiera comenzar este proyecto, sin nada en las manos, ni siquiera la moto, porque me la habían robado días atrás.

Despedidas y como digo yo, no ver el retrovisor para no devolverse. Eso es lo que más cuesta, dejar la rutina, las comodidades, la “vida normal” y tomar la decisión de vencer el miedo a lo desconocido, si llegué a mi destino pues perfecto, si no, pues lo intenté y definitivamente no hay motivo para no lograrlo, ni mucho menos arrepentirse.

Estando en Tejerías me doy cuenta que el GPS aún no ha detectado satélites, así que bajo un poco la velocidad para medio mover los cables y ver que pasa. Mi sorpresa, enciende la luz de la temperatura de la moto, está recalentada y yo “cagado de frío”, es imposible. Me paro, pienso en retornar, pero decido no hacerlo. Modifico algunos valores que habíamos chequeado de la computadora y enciendo de nuevo, la luz se había apagado y emprendo de nuevo (todavía sin GPS, aunque acá no es que hacía falta aún).

Ruedo por un poco más y vuelve a prender la luz, me molesto con la moto “te irás a fundir” le digo y acelero un rato como para pensar que hacer, al hacerlo se apaga la luz. En esta situación estuve toda la madrugada, si me paraba por un peaje, o un policía acostado o una alcabala, encendía la luz y si aceleraba, se apagaba. Yo sabía que ella estaba botando algo de líquido porque un lado de la moto estaba manchado, y eso había sido desde Puerto Ordaz, pero ya había chequeado niveles y estaban bien.

En Yaracuy ya con el sol de las 9 am, la luz dijo que ya se quedaba fija y no se apagaría más, así que decidí hacer algo, me baje, esperaría que enfriara y sacaría mi manual a ver que podía ser, porque les digo algo, recalentar una Yamaha o un Toyota es casi imposible aun en condiciones anormales (lo certifico). Entre tantas cosas me comuniqué con Eliu y Leiscri de Venemotos, quedamos que conduciría a Barquisimeto y ahí David Lobos de Martini Motors me atendería. Me paro en Barquisimeto y un policía me abordó preguntándome que me pasaba, cuando le cuento me dice que va a llamar al verdugo de los XT, el cual resultó ser …David.

Para resumirles la historia, el radiador había perdido el agua por la tapa, no presurizaba y dejaba escapar el vapor, vaciándolo casi por completo, y la luz apagaba porque cuando yo aceleraba le pegaba la brisa fría que enfriaba la máquina. David apretó las patas de la tapa y listo el problema, me obsequió además el parabrisas touring que yo tanto había buscado y en cuanto al GPS, también logré repararlo mientras él hacia lo suyo. Fuimos a desayunar (yo hubiese querido en la Crocante, porque tenía mucha hambre) y dejamos la moto encendida ahí parada como 40 minutos. Están viendo lo que les digo, sin agua desde Caracas a Barquisimeto y luego de reparada, encendida sola en ese calorón casi una hora, “…tenía que ser Yamaha”. El “pana” Guedez de la policía de Lara me escoltó hacia la salida de la ciudad para que continuara mi recorrido.

Luego de esto, una excelente tarde de manejo hasta Capacho, donde cené y decidí dormir. Conseguí gasolina y salgo prácticamente con los dos tanques llenos de acá, para ahorrarme un poco. Mañana a Colombia, para hacer los trámites de frontera y seguro.

P.D.: Hoy no hay fotos, porque la cámara está metida en la maleta que hay que sentarse arriba para cerrarla…